EL HUASAÍ: SUPERFRUTA EN EXTINCIÓN

Las palmeras del huasaí (Euterpe precatoria) que, antes, podía encontrarse en diversos lugares del Ucayali, hoy están escasas o han desaparecido de las cercanías de Pucallpa. Con su desaparición, Ucayali pierde la oportunidad de contar con un fruto que, en otros lugares, califican como una maravilla para la vida del ser humano.
Según una antigua tradición, que se ha ido perdiendo en la oscuridad del tiempo, los shipibo y konibo, grandes navegantes, consumían huasaí como un energizante para soportar la fatiga de los largos viajes. Hoy, esos pueblos ya no lo tienen en su dieta alimentaria.
Al huasaí (los brasileros le llaman asai y le conocen como el “fruto de los surfistas”), se le considera como el “fruto de la larga vida”, por su alto nivel de antioxidantes (los omega 3, 6, 9) y por su alto contenido en aminoácidos que le convierten en una importante fuente de nutrientes.
Los estudios han descubierto sus efectos beneficiosos para la piel, la circulación sanguínea y, especialmente, sus cualidades energizantes.
Entre otras propiedades que se le atribuyen están su poder preventivo de enfermedades cardiovasculares, su efecto contra el colesterol, la insuficiencia renal, la diabetes, e incluso el Alzheimer, Parkinson, la gastritis, la colitis funcional, el cáncer de colon, próstata y mama, y las hemorroides.
En los pueblos donde no hay médicos, ni sistema de salud estatal, se toma un cocimiento de las raíces para el dolor muscular y para las hemorragias. Una infusión de semillas tostadas y molidas, baja la fiebre. Un cocimiento de la raíz del huasai, combinado con la del huicungo y el ungurahui, cura la hepatitis.
Hace años, cuando la palmera existía en abundancia, se le derribaba para aprovechar su palmito o chonta (se consumía en Semana Santa, pero este año, desapareció). En un momento, hasta se habló de industrializarlo, pero nadie apostó por sembrarlo, pues se debe esperar entre 3 a 8 años para cosechar la chonta, y entre 5 a 12 años para cosechar sus frutos. El resultado de esa explotación sin reposición, fue la casi desaparición del huasaí, de la geografía ucayalina.
Hoy que se ha descubierto que sus pequeños y oscuros granos son una superfruta, con un valor nutricional similar al arándano y la granada, por su alto contenido de vitamina C, calcio, hierro, y ácidos aspártico y glutámico, los ucayalinos ya no lo disfrutan, porque prácticamente han desaparecido. En uno o quizá dos lugares de Pucallpa, se ofrece una bebida o batido con esta fruta. Por supuesto, a precio elevado. La pulpa la traen de Iquitos, Brasil, y, hace poco tiempo, de Purús.
EJEMPLO DE PURÚS
En Purús, donde los frutos son apreciados, los pueblos indígenas –como se había en otras partes– derribaban la palmera para coger los racimos. Pero, desde el 2017 y 2018, en que se realizó un diagnóstico del potencial productivo del huasai en el ámbito de 12 comunidades nativas de las etnias huni kuin, mashtanahua, madijá y amahuaca, la situación ha cambiado. Ya no derriban las palmeras.
La elaboración del diagnóstico contó con la colaboración del Sernanp, Ecopurús y la Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS), que apoyaron a la Asociación de Productores Agropecuarios de la Biodiversidad de la comunidad Huni Kuis San Martín del Medio Purús.
El 2019, la asociación recibió un donativo de sus aliados de proyecto: una máquina despulpadora, una selladora y otros equipos que permitieron sacar provecho de la pulpa y producir otros derivados como el néctar y helados que fueron presentados en una feria amazónica de Loreto. Con este primer piloto, la asociación postuló y ganó el concurso nacional “Emprendedores por Naturaleza 2020” del Programa para la Conservación y Desarrollo Sostenible (PROCODES) e impulsado por Sernanp y Profonanpe.
Hoy, para cosechar los frutos, los agricultores trepan hacia la cima de las palmeras que miden entre 15 y 25 metros. En cada árbol se puede hallar hasta 4 racimos. De cada racimo se extraen de 8 a 10 kilos. Con los frutos recolectados, la comunidad elabora pulpa de huasaí, mermelada y refrescos embotellados. La idea es elaborar más productos parecidos para poder obtener mayores ingresos económicos.
Otras comunidades del Purús, están haciendo lo mismo, pero aún necesitan apoyo para cosechar el fruto.
Un dato adicional es que la siembra del huasaí y el aprovechamiento de la fruta sin talar el árbol ayuda al medio ambiento, la biodiversidad, así como al mantenimiento de los bosques y la reforestación, al tiempo que desempeña su papel como alternativa para la seguridad alimentaria.
La siembra de árboles como el huasaí (y también el aguaje, ungurahui, entre otros) resultan más rentables y beneficiosos para la vida de los seres humanos, además de que las palmeras, ayudan a fijar el carbono y aumentan la biodiversidad de la región.