fbpx

Regresa al inicio

febrero 6, 2023

Indio Lorenzo

Texto y foto: Sebastian Manuel

Sentando en una mecedora, con mirada ceniza prendida, encontré al Indio Lorenzo, esperando a algún cliente que le pida reparar su motocicleta. Tiene una vulcanizadora en su casa, ubicado a espaldas del renacal, en el Asentamiento Humano Virgen de las Nieves, Manantay.

Detrás de la personificación del Indio Lorenzo, está Mauro Ramos Isuiza, que cumplió 80 años, el 18 de agosto. En la fiesta de su onomástico, la disfrutó demasiado porque cantó, verificando que él no nació para la música sino viceversa, la música nació para él. Es originario de Mazan, provincia de Maynas, Loreto.

En la Escuela Pre – Vocacional Sargento Lores Tenazoa Nº 161, en Iquitos, descubrió que la música le restablecía el ánimo. Su experiencia estudiantil estuvo envuelta de felicidad. La maestra Campos Gordon, rendida por la insistencia de Mauro de querer cantar, decidió llamarlo al frente del aula, para que demuestre la melódica voz que tenía. “Así empezó mi debut como cantante, no tuve vergüenza”, recuerda.

Lima, ciudad gris y desoladora, era su próximo destino. Consiguió una beca para que continué sus estudios en la capital. Allí, se instaló en la casa de su hermano, pues era el único conocido que tenía. “En Lima pasé momentos tristes, porque había abandonado la música, tenía apenas 13 años. No conocía a nadie, solo a mi hermano”, manifiesta.

El sufrimiento no tardó en desvanecerse cuando apareció Ramón Avilés, que le propuso un día que lo acompañe a cantar en serenatas, las respuestas de sus padres fueron desalentadoras oponiéndose de lo que hacían.

“Se enojaban porque nos desvelábamos. En las mañanas era un problema, porque tenía que irme a trabajar. Luchamos bastante, hasta que cierto momento, a Ramón y a mí, nos llamó una disquera. Ramón grabó para el sello SonoRadio, en cambio a mí me avisaron que Discos Smith me ayudaría a grabar, pero ellos nunca me llamaron. Estuve decepcionado”, lamenta Mauro Ramos.

Durante la permanencia en “la Ciudad de los Reyes”, Mauro, participó como yóquey en el Campo De Marte, le habían recomendado para que se dedique a ello, sin embargo continuó prefiriendo la música. Se considera un protector a capa y espada de las canciones peruanas. “Lo primero que canto en un evento, son uno o dos valses peruanos, siempre defenderé la música peruana porque te habla de la realidad de lo que vivimos”, refiere.

Mauro Ramos, prefirió trasladarse a Pucallpa, rechazando la propuesta de Marco Avilés para que se establezcan en Venezuela. “Antes de venir a Pucallpa, realicé un examen de soldadura, el cual ingresé. Tenía que trabajar, no podía venir sin las manos vacías”, comenta.

Al llegar a Pucallpa el año 1972, no empujó la música al profundo abismo del olvido, todo lo contrario, fue uno de los primeros integrantes de Juaneco, grupo musical liderado por Juan Wong Popolizio. También estuvo en Oyarce Súper Combo, los Rojos, los Dorados, entre otros.

“El sueño que tenía era grabar como solista, para que algún día, mis hijos puedan oírme o pueda ver mis logros escritos en un periódico”, expresa.

En 1975, formó una agrupación musical junto a su conciudadano, Marco Antonio Reátegui Marín, denominándola Séptima Región.

El origen del Indio

Mauro Ramos Isuiza, cuando era joven, observó a un tipo con su guitarra y rondador que, cuando lo invitaban a entonar en fiestas o eventos, lo único que pedía era comida, en vez de dinero. En diversas festividades locales, a veces no se podían traer a artistas foráneos, por las posibilidades económicas, así que la única alternativa era contratarle al “Indio Lorenzo”.

Para Ramos Isuiza, el Indio Lorenzo era “la mano de obra” de la música. Significaba “la representación del esfuerzo consistente”.

Por eso, Ramos Isuiza, creó una pieza musical, llamándola “Indio Lorenzo”, desde ese momento fue bautizado con ese pseudónimo. Más adelante, Mauro, llegó a enterarse que existe un grupo musical del Ecuador que está intentando reclamarle la autoría de la composición musical, buscando desacreditarlo.

A medida que el tiempo avanzaban y las estrellas envejecían, las cuerdas vocales de Mauro Ramos, se volvieron hilos invisibles que hacían bailar a la gente. “Cuando veía a la gente bailar por mi canto, me sentía muy feliz. El cariño de la gente, es lo más importante para mí”, dice.

“Tengo aproximadamente treinta composiciones de cumbias y una composición de vals que hice en memoria de un difunto gran amigo que tuve”, agrega.

“Lo más esencial es que tu gente te apoye. Seguiré cantando, porque si no lo hago me siento desfallecido. Continuaré hasta que la música se canse de mí”, refiere con una sonrisa llena de vida.

 

 

 

Prev Post

OpenAI lanza su propio detector de copiones que usan la…

Next Post

Policía en retiro espero 6 meses para atención en saludpol

post-bars

Escribe un comentario